Historia de La Paloma



Alrededor de 1860 casi no existían faros; como consecuencia, los naufragios eran constantes porque los navegantes lidiaban con zonas absolutamente desérticas y rocosas que rompían las embarcaciones que querían traspasarlas. La única forma de identificar los lugares era buscarles nombres por sus características naturales que se veían desde el agua: Punta Ballena, Punta del Este, La Paloma.

En el año 1868 naufragó un pequeño barco llamado Lise Amelia, que llegaba a estas tierras proveniente de Francia con cientos de inmigrantes a bordo. Todos los que se encontraban a bordo perdieron la vida en este terrible accidente. El hecho tuvo una trascendencia mundial, al igual que el espíritu solidario del pueblo uruguayo, que a través de sus autoridades decretó la construcción de un faro en el cabo Santa María.

En 1870, tras un llamado a licitación, se contrató a la empresa Faros del Río de la Plata & Cia. para que el sueño de iluminar el mar se llevara a cabo lo más rápido posible. El faro estaba casi terminado y de repente, sin que nadie lo pensara, la estructura se desmoronó provocando otra vez una tragedia, pero esta vez en tierra firme.

De todas formas, la iniciativa continuó y el 1 de septiembre de 1874 se inauguró el segundo faro. Para esos años, se crea el balneario La Paloma y los visitantes se multiplican notablemente. Todos querían conocer el famoso faro que tanta tristeza le había ocasionado al país y al mundo.

En el año 1976, este bello faro fue declarado Monumento Histórico Nacional y hoy su visita es una de las actividades imperdibles que tiene el lugar. Tras subir casi 150 escalones, el visitante puede disfrutar de una vista espectacular e imponente del mar. El objetivo finalmente se logró.