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Las joyas de Nicolás

A metros de la catedral y la plaza principal de la ciudad, en una antigua escuela que forma parte del solar histórico del Cuartel de Dragones se encuentra la Colección de Pintura y Escultura Nacional.

En un primer momento, de la vieja casona son sus patios, aljibes y galerías los que llaman la atención de quien se anima a traspasar la puerta principal, ubicada sobre una pequeña calle que lleva hasta la plaza principal.

Adentro, la vista pasa de la casa a cada una de las piezas que forman la colección y que fueran, junto al edificio, declaradas Monumento Histórico por la Secretaría de Cultura de la Nación.

Estas obras, tanto las pinturas como las esculturas, fueron donadas al Estado uruguayo por el arquitecto Nicolás García Uriburu, quien, además de ser el dueño de toda la colección original, fue un verdadero amante de la cultura y de las distintas manifestaciones artísticas.

Al vasto repertorio de piezas y obras de arte se suman en forma constante los aportes de las donaciones de particulares y familiares de muchos de los artistas que allí se encuentran expuestos para el disfrute del público.



Salas, obras y más obras

Cada museo posee sus lógica propia y este también la tiene. “Armonía” es la palabra perfecta para describir lo que el visitante siente a medida que va recorriendo sus salas y pasillos.

Las obras que aquí se exhiben nos introducen en el período que va de 1880 a 1950. Sobresalen obras de importantes escultores locales y de fama mundial, como José Belloni, José Severino Pose, Pablo Mañé, Federico Moller de Berg, Edmundo Prati, Federico Sonería, Luis P. Cantú y Heber Ramos Paz, entre tantos otros.

Pero el mundo de las artes no sólo se limita a la escultura, la pintura también se vuelve protagonista con excelentes obras de pintores como Pedro Blanes Viale, Ernesto Laroche, Carlos Castellanos, José Cúneo, Rafael Barradas, Carlos de Santiago y muchos otros.

Quien camine por las calles de Maldonado no puede dejar de entrar en este museo de escultura y pintura, donde, además de observar cada una de las piezas, es posible conocer la maravillosa veta de esta vieja ciudad que respira cultura durante todo el año y que, por supuesto, comparte con quienes la visitan.

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