En el año 1888, la firma Martínez, Silva y Cía fundó una fábrica para procesar pescado llamada La Oriental. Con gran visión comercial y productiva pero con muy poco dinero y trabajadores, la fábrica comenzó a funcionar diariamente y logró ser productiva a pesar de las distancias que la separaban de las grandes ciudades, y sobre todo de Montevideo.
Pero era tal la riqueza de peces que habitan esta zona del mar –en cuanto a la calidad y cantidad- que en poco tiempo lograron elaborar miles de enlatados que mantuvieron en aceite.
Mitad leyenda y mitad real, se dice que en aquellos años una docena de pescadores podían llegar a obtener una tonelada de pescado en tan sólo un día de buena pesca. Pero por cuestiones reservadas, el entonces gobierno uruguayo decidió no renovar a la empresa su licencia de pesca. La Oriental debió aceptar la orden y cerró sus puertas, pero en tan sólo un año de vida dejó un record increíble jamás vuelto a lograr por otro pesquero local.
Por aquellos años, los antiguos pobladores de Valizas no sólo se ocupaban de la pesca, sino que también se dedicaban a las tareas rurales en general y, muchos de ellos, trabajaban en la empresa lobera que funcionaba en Cabo Polonio.
Impensable para ellos sería el hecho de que años más tarde el turismo sería la mayor fuerte de ingresos de estas inhóspitas arenas. Hoy, el turismo y la pesca continúan viviendo un idilio, el mismo que entre pescadores y el mar vio nacer a este pequeña pero coqueta población.