Luego de decenas de guerras, el fortín permaneció olvidado en el tiempo hasta que el arqueólogo Horacio Arredondo, el mismo que restauró la fortaleza Santa Teresa, fue encomendado para su reciclaje.
Hoy, aún es posible apreciar el foso que rodea la cuadrada construcción junto al puente levadizo que permitía la entrada por la puerta principal. A metros de allí se encuentra el campo santo, donde sobrevive un osario del siglo XVIII, que junto a un pequeño museo criollo y a una vieja pulpería forman parte del mobiliario que data de aquellos tiempos.
Los tiempos cambian
Luego de su necesario rescate del olvido y del pasado, el fortín conservó su espíritu y su nombre y pasó a convertirse en una hermosa hostería donde, según sus dueños, es imposible no viajar en el tiempo.
Lejos de aquella época de guerra, luchas y estrategias, alrededor del fortín se encuentra el Parque Nacional San Miguel, cuyas hectáreas protegen una interminable red de bañados que se extienden hacia el norte hasta el límite con Brasil.
Distintos ecosistemas se apoderan de la mirada del visitante y existen también senderos que permiten al hombre acercarse a la naturaleza sin alterar la forma de vida de las especies allí reinantes. Hablamos de especies como carpinchos, nutrias, lobitos de río, monos, guazubirá, gatos monteses, zorros, murciélagos. Aves como el ñandú, el chajá, los flamencos, las lechuzas y las golondrinas son una constante a lo largo de estos esteros que se internan incluso en la sierra de San Miguel, el punto más alto de esta zona mesopotámica.
Sólo hay que dejarse llevar y disfrutar de un lugar en el mundo que además de ser uno de los patrimonios culturales e históricos que tiene el país posee la magia intacta de una naturaleza que todos los días se renueva para seguir despertando la admiración de siempre.
Ubicación
Características
DificultadBaja
Tipo de tourContemplativo
Extras
Imprimir este paseoDatos Útiles
Para tener en cuentaLa hostería posee todos los servicios necesarios para hacer de la estadía un momento inolvidable. Desde la piscina, sus estufas a leña, los paseos energéticos que allí se proponen hasta los distintos senderos para caminar, todo está pensado para que el visitante se relaje. Incluso la cocina del más alto nivel se encuentra garantizada.