Paseos y excursiones:
La Barra del Chuy
Pablo Etchevers Pablo EtcheversLa Barra del Chuy, a tan sólo minutos de la ciudad, es el balneario más oceánico del Uruguay. Su mar abierto y sus enormes dunas son una clara muestra de que a partir de aquí cambia la geografía.
El Chuy es un lugar muy especial. A primera vista nos damos cuenta de que se trata de una ciudad fronteriza a la que la denominación de "zona franca" le cambió la vida. Se respira a lo largo de toda la ciudad, que madruga y pernocta todos los días del año tarde, como si la oferta y la demanda no tuvieran aquí los horarios habituales que se respetan en el resto del mundo.
En Chuy, decenas de mega shoppings se encargan diariamente de alimentar las expectativas de consumo de miles de visitantes que se acercan a esta gran ciudad para comprar algo.
Pero también existen sus infinitas tiendas manejadas por dueños cuyas nacionalidades resultan extraordinarias para estas latitudes. Sólo hay que dejarse llevar por su boulevard principal, como así también por cada una de las pequeñas calles laterales que nacen de ella. Lo cierto es que, se quiera o no, es imposible no mirar algo, preguntar cuánto sale, regatear y finalmente dar el “sí”.
Las playas más raras
Un arroyo llamado Chuy separa los dos países. Aunque resulte extraño para quien no las conoce, La Barra de Chuy uruguaya y La Barra de Chuy brasileña prácticamente son lo mismo. El mismo pueblo, calmo y tranquilo, mirando con sus palmeras y pequeñas cabañas el bravo mar.
Aquí, el idioma que se habla es una mezcla de portugués y español, pero con códigos y una filosofía de vida propia de esta región, en que el regateo, el canje y otros pormenores económicos se respiran incluso en las bellas playas.
Estas, a diferencia de las características naturales que tienen las playas de todo Uruguay, presentan algunos rasgos agrestes y notables, como queriendo mostrar un poco de la agresividad de la naturaleza.
Descampadas y muchas veces azotadas por fuertes vientos, la soledad de las playas de Chuy es una de las cosas que más atrae a los visitantes y, cuando el clima del verano las favorece, se vuelven paradisíacas.
La pesca es una de las actividades preferidas por quienes las visitan, así como también conocer su hermoso faro que, pintado de blanco y rojo, luce radiante y permite situarnos desde varios kilómetros, tanto de día como cuando de noche su luz giratoria nos indica el camino.
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