Paseos y excursiones:
Vals del mar
Pablo Etchevers Pablo EtcheversValizas es uno de esos lugares en que el visitante ruega que no pasen ni las horas ni los días. Allí todo es bello, desde el rugir del viento y el mar hasta la arena caliente.
Lejos de todos
Valizas comenzó siendo un pequeño pueblo de pescadores y de algunas familias uruguayas que veían el lugar como lugar ideal para pasar unas vacaciones tranquilas lejos del bullicio de las conocidas playas del este uruguayo que hicieron famoso el país en el mundo.
Es sabido que, el este uruguayo posee verdaderos pueblos paradisíacos junto al mar que han sabido combinar la influencia del bosque, los médanos y la bravura del océano Atlántico.
El paso de los años, que aquí se da en cámara lenta, fue ganando la mirada de muchos hippies, bohemios y nuevos turistas que, atraídos por la nostalgia y la mística que genera el lugar, fueron trasmitiendo su nombre de boca en boca hasta hacerlo conocido y más popular.
A pesar de esto, Valizas, que en los últimos años multiplicó sus visitantes, sigue siendo un pueblo de pequeñas casas sin luz eléctrica, ranchos de paja sobre pilotes o palafitos para evitar las embestidas del mar cuando hay sudestada y pequeños paradores que a la llegada de la noche ofician de vigías para cenar la pesca de día, ahora a la luz de la luna.
Pueblo de pocos
Pocos son sus habitantes estables y, mayoritariamente, quienes viven aquí han llegado de ciudades más grandes como Rocha o Montevideo. Tanto ellos como sus hijos han sabido apreciar las ventajas diarias de los largos silencios y cautelosas formas de pasar el tiempo, filosofía de vida que logran mantener incluso durante el verano, cuando la pequeña Valizas se llena de turistas, muchos venidos por las tendencias ecologistas que aquí son parte del sentido común de sus habitantes.
La amplia playa de arenas blancas parece infinita y se encuentra dividida por el arroyo Valizas, que une las aguas de la laguna Castillos con las del mar a través de un pequeño arroyo que puede cruzarse caminando o en bote cuando la marea así lo exige.
Inolvidables noches de verano
De noche el espectáculo es formidable. Cientos de pescadores se internan con sus redes y faroles para intentar, con el agua hasta la cintura, la pesca del pejerrey, un espectáculo propio de esta región uruguaya.
La plaza principal del pueblo, que se encuentra sobre de la calle principal, cuando cae la tarde se llena de luces aportadas por las velas y faroles con los que andan todos. Los artesanos con sus juguetes y recuerdos son quienes le aportan color y magia a la noche de la villa.
Al día siguiente, la rutina del mar se repite y ahí aparece uno de los grandes atractivos turístico: un gran médano vivo que desde las primeras horas del día recibe cientos de jóvenes que lo ven ideal para surfear sobre la arena con sus tablas de sandboard. Bautizado “El Gran Vali”, es uno de los puntos más altos de la zona y desde su cima se puede observar la totalidad del pueblo, la laguna o bien el infinito mar y sus pequeñas islas con lobos marinos y las ballenas que las merodean.
© 2007-2025 Prohibida su reproducción total o parcial. Derechos de Autor 675244 Ley 11723


Vea también:
